GUERRILLA, ESCUELA DE MASCARAS

En la cabeza de quien justifica accionar políticamente, poniendo bombas o matando a su adversario/enemigo, en vez del dialogo o discusión productiva encontraremos que es perfectamente aceptable el gatopardismo exhibido. Esa dualidad, ese enmascaramiento, esa mentira de fondo, es lo que vemos desde los comienzos lejanos –en el tiempo y en el espacio patagónico y en la huida de La Plata hacia el sur- de esta pareja KK. No estamos hablando de una pareja de políticos, de comerciantes, de abogados, de docentes, de obreros… estamos frente a una pareja de aparentes corderos, que trasmutan en lobos cuando les damos la espalda, confiadamente. Propio de la guerrilla setentista - de la cual quedaron afuera por cobardía pero admiran y simulan pertenecer- aparentan lo que no son con la tranquilidad y desparpajo con las que aquellos llevaban armas en cochecitos de supuestos bebes. Hay que entender como piensan y razonan personajes de esta calaña, para entonces comprender por que tanta mentira desfachatada, tanto grito de tero, tanta traición a quien hasta ayer se aplaudió, se aprovecho para ascender, tanta declaración alocada y a contrapelo de la realidad dicha a condición de no permitir preguntas periodísticas que desnuden la falacia. Seguir extrañándonos por tales dislates, en lugar de sancionarlos como corresponde, solo es hacerles el juego a quienes siguen con sus negociados, arman una fortuna a nuestro costo y están en plena tarea de borrar las huellas, preparando su desaparición, su nueva huida. La mascara forma parte de su vida, aceptemos esto y todo será más fácil en el camino de la recuperación de la dignidad argentina. CAMBIO Y FUERA