sábado, 30 de mayo de 2009

LA BIFURCACION

Si la guerra es la continuación de la política cuando esta fracasa, debemos aceptarla como un síntoma de que algo no se hizo bien por los políticos. Los grados de violencia de una guerra van desde una escaramuza a la guerra total. En ese límite difuso entre negociación y acción, se insertan las manifestaciones, los actos y hasta los escraches. Es muy elegante y políticamente correcto decir que “condeno los huevazos” pero no deja de ser una mentira. Basta leer los argumentos luego del “pero”: Scioli usando los medios del estado, protegido con 300 policías, candidato virtual, actos de gobierno presentados como propaganda, y etc. varios, son todas “justificaciones” en el otro plato de la balanza. Es que envuelta en los pliegues de un simple recambio bicameral se esconde el futuro de una nación. O un emirato K manejado a oro y cimitarra o un camino democrático a desbrozar colectivamente. El primero es despreocupadamente delegar nuestro destino en una banda reciclada de los espantos de los setenta, con sus mismos métodos totalitarios de entonces. El segundo un trabajoso camino de armado día a día, de una Comunidad Organizada desde sus carencias, hasta sus deseos y sueños. No valen aquí las renuncias, acá no se delega, se construye. En ambos tenemos felicidades y sufrimientos, pero el orden será distinto: con el kirchnerato, se votara felizmente por una promesa que luego, como tantos anuncios mediáticos, será un fiasco a padecer. En el otro, laburo en conjunto, discusiones y acuerdos, militancia y compromiso para arribar a resultados que nos impondrán nuevamente una sonrisa por el deber cumplido. Se lo debemos a nuestros padres, por lo que lucharon. Se lo debemos a nuestros hijos, por su inocencia y pureza. Se lo debemos a la Patria por tanto manoseo y vejación. ARGENTINA RESISTE

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