sábado, 3 de septiembre de 2011

Dime con quien andas y te dire quien eres.

Los argentinos y su mística tanguera. Un baile sin metas que lleva a un circular derrotero repetido en calesita, de pasos inciertos, como dudando para donde ir, firuletes en una baldosa y volver a empezar. Uno lleva, el otro acompaña dócilmente. Y unas letras lacrimógenas, de sufriente queja, interpretadas con gesto acorde de quien se apretó el dedo en la puerta. El himno, Cambalache, mas adentrado en el alma que los propios 10 Mandamientos o el Preambulo constitucional, asegura y confirma un trágico resultado. Nos encanta padecer, sufrir, aguantar… porque somos “machos” tanto el como ella. Tanta propalación de la desgracia anunciada termina contagiando todo: nos quejamos por los secuestros, el narcotráfico, la delincuencia asesina, la desinformación, la mala educación, la corrupción, los descensos a la B, los bancos, las valijas y tanto disfrutamos con ello que votamos para esa perpetuidad prometida, no sea cosa que alguna vez hagamos las cosas bien, nos vaya bien, avancemos bien y terminemos viviendo bien… “Para que ir por la vereda, si tengo la cuerda floja y a Dios déjamelo a mi, que lo chamuyo, ya vas a ver…” Ah... si el tango fuese solo un baile, no una religion. EL HUARPE

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