Es Scarface, no la presidente.

Otro cambio necesario: la responsabilidad en la gestión del gobernante, sus efectos en la población y su forma de elección. No tenemos juicio de residencia para juzgar el desempeño del funcionario. Si vivimos en un estado de emergencia económica después de una década de la crisis del 2001, si el crimen se ha convertido en una actividad común y diaria, si el narcotráfico aumenta y además promueve el consumo local, si la mentira, las falsas promesas, el disimulo y el endoso de responsabilidades son moneda corriente, si se defiende mucho mas al delincuente que al ciudadano honesto, si el sistema político es una trampa para perpetuar al corrupto, si la justicia y la educación son desvirtuadas logrando que no se denuncie ni se valore el conocimiento, si se ataca el lenguaje como forma de embrutecer ideas y si se falsea la historia, reinventándola en provecho del mafioso de turno, todo esto tiene un responsable. Y es más culpable quien favorece estas terribles desviaciones, …que el propio actor de las mismas. Quien se sirve de estos instrumentos para delinquir disimuladamente convierte en victimas tanto al asaltante como al abogado carancho que lo defiende. Los tres poderes de la Nación saben para que están y para que eligieron a sus componentes. Cuando ante los hechos miran para otro lado, dejan hacer o responden con medidas opuestas a su obligación, se convierten en los mayores culpables de la decadencia nacional. Reformar Códigos para aplicar a las obreras y soldados de la colmena, sin tocar a la Reina y su sequito, no cambia nada, salvo profundizar el Modelo. Aun se escucha o lee “espero que se de cuenta y lo corrija…” refiriéndose a la jefa de la banda. Ingenuidad o ignorancia, son deseos del autoengaño, para no reconocer el grado de locura en el que vivimos. Solo saliendo del colmenar advertimos la escala de la situación. Y que solo veíamos una sombra en la pared de la caverna, no la vida real del mundo. Llamemos a las cosas por su nombre: culpables y responsables de la pudrición de las instituciones, en provecho personal y de su patrimonio mal habido, con capitalismo de testaferros K. Y estaremos empezando a cambiar. EL HUARPE