No será políticamente correcto, pero las
juventudes políticas nos han jorobado bastante la vida, como para ahora darles
el voto a los 16. Desde los 60, cuando la resistencia a la guerra de Vietnam,
el Flower Power, el Mayo Frances, las resistencias al totalitarismo comunista
en Europa, puso sobre la mesa la moda de reconocer poder a quienes están en el umbral
de su adultez. La versión sudamericana
paso por el activismo guerrillero castrista, llegando hasta la iglesia y sus párrocos.
Los resultados como mínimo, no fueron felices. Muertes, atentados, violencia
callejera, secuestros, fueron las herramientas elegidas y llegan sus coletazos
tremendos hasta nuestros días, atropellando las instituciones, los valores y
los principios. Familia, trabajo, honradez, respeto, solidaridad son cosa del
pasado, parece. El comunismo fue el fogonero en muchísimos casos y sostén económico,
hoy el narcotráfico lo suplanta: siempre hay un negocio detrás de los “idealistas”.
La Coordinadora, los Shushi, la Tendencia y La Campora, son grupos que
resultaron nefastos por su enfrentamiento elitista y autoritario con la
sociedad, producto de su inmadurez. Llevan
el germen de la derrota en su influencia. Pero era “democrático y moderno”
regalarles un puesto sin merecerlo. A diferencia de Cohn Bendit, hoy
eurodiputado verde, los Montoneros siguen con su proyecto cubano, en terreno
argentino, con renovada prepotencia. Como Perón, calzándose el uniforme después
del exilio, están de revancha. Rechazados por el pueblo, exterminados
militarmente, a contramano de la historia, viven su deja vu en una isla solo
habitada por ellos. Podría decirse que en un mundo globalizado y raudamente cambiante,
han involucionado en su retórica a diferencia de sus modelos: el Relato tiene más
del 45 que de los 70 y la actualidad y se resiste a definir un futuro posible. “Todo
en su medida y armoniosamente” no les cabe.
No lo escucharon antes, lo traicionaron y llevaron a su muerte, al líder
y al concepto. EL HUARPE
Como en los setentas La Tendencia, ahora La
Campora reflota "la revolución" sin nombrarla. Tampoco se uniforma de verde ni lucha
realmente... Usa smartphones, trajes de moda, hasta algún departamento en
Madero, todo con nuestra plata. Estos no
necesitan secuestrar empresarios para hacerse de fondos, como los otros. Tienen a su favor a Etchegaray y un
parlamento que les provee fondos de jubilados, de ahorristas, de productores
rurales e industriales, del BCRA, y hasta de las compras del turista sobreviviente.
El narcotráfico queda para sus patrones, más ambiciosos. A los camporistas les
alcanza con el sueño de la sucesión... sin advertir que muerto el perro, se
acaba la rabia. EL HUARPE
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