martes, 5 de marzo de 2013

El circo La Carpa Roja


El viejo circo barrial, decrepito, raído, anacrónico, socialista, se ha quedado sin su macaco. Las hienas de falsa risa, los leones desdentados y ancianos, los cuervos y caranchos carroñeros, hasta el perro pulguiento seguidor por los pueblos están como la comadreja tumbeadora… apenados por haber perdido su líder.  Es que el macaco a fuerza de actuar se había convertido en una especie de jefe vociferante, rebelde, aunque comía de la mano del jefe del circo.  Algunos animales lo llamaban tornillo, porque apretaba para abajo pero aflojaba para arriba. Un chanta, bah. Pero engrupía muy bien a las monitas, que pululaban a su alrededor, buscando alguna valijita, que repartía condescendiente.  Algunos dicen que sufría de melancolía, desde que el Karancho surero falto a su lado. Bicho jodido este. A pesar de tener un solo ojo, veía el brillo del metal desde lejos, cayendo sobre el. Compartía con el macaco y otros los favores de la comadreja, aunque tal pareja poco podría aguantar.  Algunos dicen que la desaparición del karancho fue obra de la marsupial, en uno de sus tantas peleas. Hoy queda entonces ella, sin sus compañeros de correrías y se la nota nerviosa, tal vez buscando el reemplazo o adivinando que el circo ya no será lo mismo.  EL HUARPE

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