La
operación mediática del periodismo y la SIDE para salvar a Báez
AMÉRICA, VILA, MANZANO Y EL PERIODISMO RENTADO
Las grietas quedaron expuestas. Fue después del
Fariña-gate que desnudó Jorge Lanata y que involucró al siempre sospechado
Lázaro Báez.
A partir de entonces, la
locura mediática llegó a los lugares menos pensados. Por un lado, el grupo
Clarín llevó la historia a una hipérbole de bombardeo de información
insistente, como si se tratara de un tema relevante a los intereses de la
sociedad.
Por el otro, puntuales
periodistas a sueldo de la Secretaría de Inteligencia —ex SIDE— montaron una
vergonzosa operación a efectos de “farandulizar” la denuncia efectuada por
Lanata.
A esos efectos, se conjuraron Rolando Graña, Facundo Pastor,
Gustavo Sylvestre y Mauro Viale. Luego se agregaron Jorge Rial y Luis Ventura.
Casi todos, cobran interesantes salarios por parte del Dirección de Reunión
Interior de la SI, Fernando Pocino (Ver La cadena de la felicidad, publicada por este medio en 2007).
Bajo un libreto armado por
Carlos “Chino” Zannini, secretario de Legal y Técnica del kirchnerismo, todos
siguieron al pie de la letra una actuación casi perfecta del plan oficial.
“Casi”, sí; pero no perfecta.
El primer tópico que
levantó sospechas fue el sintomático silencio que se dio durante todo el lunes pasado.
El mutismo fue tal que ni siquiera los siempre activos blogueros K se dejaron
ver ese día.
Al mismo tiempo, comenzaron los reservados contactos entre
Zannini y Leonardo Fariña a efectos de pergeñar el culebrón que se vería 24
horas más tarde. No sería en cualquier canal, sino en América TV,
perteneciente a los operadores Daniel Vila y José Luis Manzano. Ambos siempre
sedientos de negocios con el Estado.
Luego llegaría uno de los
momentos más vergonzosos para el periodismo vernáculo: la sorprendente defensa
periodística de las figuras de Fariña y el financista Fernando Elaskar, ambos
asesorados por otro oscuro personaje, el abogado Fernando Burlando.
El encargado del trabajo
sucio fue Graña, por instrucciones directas y precisas de Zannini. Él fue el
que “bajó línea” a los periodistas arriba mencionados para que avanzaran en el
plan de “farandulización” de la investigación de Lanata y, al mismo tiempo,
blanquear las figuras de Fariña y Elaskar.
La estrategia jamás tuvo
que ver con la protección de estos últimos, sino con la necesidad de detener la
curiosidad periodística —y judicial— sobre la figura de Lázaro Báez, quien a su
vez puede llevar hasta los incómodos rastros de Néstor y Cristina Kirchner.
Todos, cada uno a su
manera, actuaron su papel estelar en esta pieza. Eso sí, lo hicieron tan
desprolijamente que hasta copiaron sus argumentos entre sí a la hora de
desacreditar el informe de Lanata. La postal cruda de la operación llegó de la
mano de Mauro Viale, quien no solo colaboró en la farandulización del caso,
sino que además criticó al conductor de Periodismo
Para Todos con duros e innecesarios calificativos. Toda una
sobreactuación que nadie le había pedido en realidad.
Así fue, en resumidas cuentas, cómo se llevó adelante esta
operación que se armó en plena Casa Rosada y que contó con la participación de
periodistas de la talla de Graña, Pastor, Viale y Sylvestre. Un verdadero
muestrario de lo que es el antiperiodismo.
No obstante ello, a pesar
de todo lo ocurrido, la ciudadanía no le termina de creer a Fariña y menos aún
a Elaskar. ¿Cómo dar fe a un cambio de discurso tan repentino y sugestivo de
ambos personajes?
Más allá de la prueba
concreta, la ciudadanía insiste en respaldar a Lanata y a creer que la
corrupción dentro del oficialismo es un hecho.
Mañana, Periodismo para todos promete
evidencia concisa sobre esta misma trama. Más allá de lo que se muestre, la
sociedad ya ha dado su veredicto: Báez es culpable y la corrupción oficial es
innegable.
No es poco.
Christian
Sanz
La cadena de la Felicidad
EL PERIODISMO Y EL DINERO DE LA SIDE
El periodismo es uno de los oficios que
requieren más responsabilidad por parte de quienes lo ejercen. Y es que el
hombre de prensa no vende bijouterie
ni golosinas, sino que es un formador de opinión y un comunicador de hechos
noticiables, los cuales deben estar desprovistos de toda subjetividad e
intencionalidad posible.
Hay un debate
interminable acerca del "periodismo independiente" y la
"libertad de prensa", dos de los tópicos en los cuales los colegas no
solemos ponernos de acuerdo. No es algo menor ya que, se suele decir, nunca hay
total independencia para trabajar y la libertad de prensa depende de la
"libertad de empresa".
Más allá de
este debate concreto, hay ciertas cuestiones que no suelen discutirse en el
gremio periodístico y que atañen a los valores éticos del oficio, uno de los
ítems más importantes del trabajo de prensa. Y es que, como en todo ámbito, hay
ciertas cuestiones que ensucian la reputación de no pocos periodistas, una de
ellas es el cobro subrepticio de dinero por parte de la Secretaría de
Inteligencia (ex SIDE, aunque nos referiremos a ella por esta sigla en
adelante) para hacer operaciones de prensa y desinformar a la sociedad.
Contrariamente
a lo que muchos podrían pensar, los
periodistas que cobran dinero del mencionado organismo son demasiados.
La mayoría de ellos ha sabido mantener oculta su condición de
"colaborador" de la SIDE, lo cual dificulta la tarea de rastrear
quiénes son y cómo se mueven.
Hace casi un
año y medio dimos inicio a una investigación acerca de este tema, enviando a
los más conocidos periodistas del país un cuestionario con cuatro preguntas
concretas: ¿Está usted al tanto de que hay periodistas que cobran por parte de
la SIDE? ¿Conoce usted a alguno? ¿Puede mencionarlo? ¿Le ofrecieron alguna vez
ser parte de esa cadena de dinero?
Más del 90% de
esos mails fue respondido con enojo por parte de los indagados, unos pocos se
animaron a responder con sinceridad y uno solo confesó cobrar por parte de la
SIDE. La indignación en las respuestas recibidas fue algo insólito e
injustificado —Olga Wornat, por caso,
respondió que no hacía "periodismo de periodistas" (1)— y, a
la vez, fue la confirmación de que es un tema real, innegable.
Aunque son
reticentes a aportar datos concretos, los funcionarios que conocen esta
realidad no dejan de admitirla y aseguran que el presupuesto destinado a
"adornar" a los periodistas es cada vez más alto. "Tenés que ver
cómo los mismos tipos que en un principio venían a llorar por la pauta de la
SIDE hoy prepotean para que les aumenten la mensualidad, amenazando e
insultando. Por eso la SIDE está empezando a tener dominio sobre sus propios
medios de comunicación, como sucede con el Canal 5 de Avellaneda que responde a la base Billingursth de la
SIDE", aseguró uno de los entrevistados.
Es dable
mencionar que sólo cuatro de las más de veinte fuentes consultadas se animó a
dar testimonio directo, lo cual ha hecho que la indagación se extendiera más de
lo previsto. El resultado se muestra a continuación.
La felicidad, ja, ja, ja, ja
La felicidad, ja, ja, ja, ja
En marzo del
año 2003, en el marco del juicio oral por la investigación del atentado a la
AMIA, Jorge Lanata acusó a los periodistas Román Lejtman y Gabriel Pasquini
—ambos ex redactores del diario Página/12—
de cobrar "dinero negro" por parte de la SIDE. La mención, que en
cualquier otro país hubiera provocado un gran revuelo y un inevitable debate,
pasó inadvertida por completo en nuestro suelo.
La dádiva
mencionada por Lanata tiene un nombre más que sugestivo: "Cadena de la felicidad", y se
refiere a los fondos que salen de dependencias como la SIDE a efectos de
“adornar” a diferentes comunicadores para que operen a favor de ciertos
intereses.
Si bien el
listado de los beneficiarios de dicha cadena es guardado bajo siete llaves y
sólo es conocido por tres personas del estamento gubernamental —uno de ellos,
el Presidente de la Nación—, muchos de los nombres de los que cobran es más que
conocido en el ambiente periodístico.
Jorge
Boimvaser, periodista largamente vinculado a los servicios de Inteligencia, se
ha explayado sobre el tema en su libro Los
sospechosos de siempre: "Recién en la década del 90, algún
periodista anónimo la bautizó irónicamente como 'la cadena de la felicidad'
(...) Existió siempre, o casi siempre, en los últimos veinte años. Se
institucionalizó formalmente cuando, a partir de 1983, en la Argentina
volvieron a imperar las instituciones democráticas.
La 'cadena de
la felicidad' fue y es como los platos voladores, aquello que pocos vieron
funcionando pero de lo cual todos hablan. Unos son los privilegiados que la
integran, otros quisieran llegar a ella y no saben cómo hacerlo, los más la
repudian o dicen hacerlo, pero nadie la ha visto funcionar, aunque se intuye su
existencia por razones obvias (...) Por
ley, la SIDE y el Ministerio del Interior cuentan con partidas de fondos
reservados, manejados a voluntad por los responsables de esos organismos.
El parlamento tiene facultades para conocer conocer en parte la forma en que se
distribuyen las partidas de dinero secreto. Los laberintos contables de ambas
dependencias permiten escabullirle, aun a los mismos legisladores, el misterio
insondable acerca del destino final de esas partidas. La cadena de la felicidad
pasó a ser casi una institución más en el devenir de las relaciones políticas
contemporáneas. Una institución aceptada casi en silencio o resignadamente por
el establishment de los
factores de poder político y periodístico de la Argentina".
Alimentando las
sospechas mencionadas por Boimvaser, en el año 2004, el ex jefe de Gabinete de
un gobierno peronista admitió a diario La
Nación que "ninguno de los aumentos presupuestarios para la SIDE
que se firmaban por decreto autorizando reasignación o transferencias de
partidas se supieron para qué objetivo
específico se hicieron".
Dos años más
tarde, el 9 de mayo de 2006, en el marco de la investigación del pago de
sobornos en el Senado para aprobar la ley de reforma laboral, Mattie Lolavar,
ex asesora de comunicación del gobierno de la Alianza, sería la primera en admitir que desde la SIDE de Fernando de Santibañez
fue contratada para pagar a periodistas y organizar operaciones de prensa contra
el ex presidente Carlos Menem.
Sobres nada más, entre tu vida y la mía
Sobres nada más, entre tu vida y la mía
Para poder
comprender este sistema de prebendas, hay que interiorizarse en cómo funciona
la SIDE. En la cima encontramos las pertinentes "direcciones
generales" (2), luego están la "subdirecciones" y más abajo las
"jefaturas de departamento" y "jefaturas de división".
Finalmente, existen dos categorías de agentes: "orgánicos" e
"inorgánicos", estos últimos funcionales al aparato de Inteligencia
pero sin figurar en la plantilla oficial de la SIDE.
En el marco
descripto funcionan una serie de estructuras denominadas "redes", las
cuales son comandadas en general por un agente "orgánico" que comanda
a varios "inorgánicos" de diversa índole: civiles, militares,
periodistas, etc. Cada una de esas redes depende de la dirección que está
relacionada a su ámbito específico de acción.
Por ejemplo,
para todo lo ateniente a la labor periodística existe una Dirección General de Comunicación Social, encargada
de efectuar "operaciones de prensa" de todo tipo y a través de la
cual cobran varios de los periodistas más conocidos de la radio, televisión y
diario vernáculos.
Las pocas
fuentes que se han animado a hablar al respecto, coinciden en señalar a media
docena de medios de información como los "predilectos" a la hora de
cobrar "pauta" de la SIDE. Allí, a la cabeza de las preferencias aparecen periodistas de grupo "Clarín"
y multimedios "Hadad", los cuales suelen ser "retribuidos"
en dinero contante y sonante en discretas confiterías alejadas de la
periferia de 25 de Mayo 11, domicilio formal de la SIDE.
Uno de los
tantos lugares donde se entregan los suculentos sobres es la célebre confitería
Tolón, ubicada en la
intersección de las avenidas Santa Fé y Coronel Díaz. Allí, los espías de turno entregan a sus "colaboradores" las
pertinentes "retribuciones", las cuales oscilan entre $5.000 y
$15.000 de acuerdo a la importancia del comunicador. A cambio, el periodista
debe operar de acuerdo a los pedidos del Gobierno.
El sistema
preferido es a través de engañosos cables de noticias publicados por la siempre
oficiosa agencia Télam, los
cuales deberán ser desparramados a diestra y siniestra por los selectos
"colaboradores", no importa si estos contienen información real o
falsa.
El mejor
ejemplo de esto ha podido verse en el año 2005, en ocasión de haber sido
acusado el dirigente Enrique Olivera de poseer una cuenta bancaria no declarada
en el exterior del país. La información se supo falsa poco después de las
elecciones legislativas de ese año, lo cual no pudo evitar el daño ocasionado.
La operación fue tan burda que el propio denunciador, Daniel Bravo, confesó
posteriormente que él mismo fue parte de una "operación del Gobierno"
para ensuciar a Carrió a través de la falaz denuncia contra Olivera.
Baste ver
cuáles fueron los medios que reprodujeron el cable de Télam que inició la "opereta" de prensa para intuir
quiénes son los que cobran "pauta" del Gobierno a la hora de
desinformar (3).
La lista maldita
La lista maldita
"No
preguntes quiénes cobran de la SIDE, lo
que tenés que preguntar es quiénes NO cobran, ya que son los
menos", aseguró oportunamente una importante fuente gubernamental consultada
para este artículo. Los nombres mencionados por el informante son numerosos y
coinciden con las afirmaciones de otros consultados: Mónica Gutiérrez, Gustavo Sylvestre, Eduardo Feinman, María Laura
Avignolo, Daniel Santoro (4),
Rolando Graña, Nora Veiras, Irina Hauser (5), Raúl Kollman, Jorge Rial, Guillermo Andreau (6), Agustín Maurín (7), Juan José Salinas (8), Mauro Viale, Jonatan Goldfarb (9) y Oscar González Oro son sólo una parte de
la extensa lista admitida por las cuatro fuentes consultadas. A los
mencionados hay que agregar varias docenas de periodistas pertenecientes a
diarios Tiempo Argentino y Página/12. También Infobae, Revista 7 Días, Veintitres y los canales de cable TN y C5N.
A estos deben sumarse los medios que
directamente han sido organizador por la SIDE, como On Line 911, El Informador
Público y el sitio de Norberto Lamelas, Informe Reservado (en este último
pasquín escribe Iván Germán Velázquez, hoy prófugo de la Justicia por haber
hackeado la cuenta de correo electrónico de una veintena de funcionarios
públicos a los cuales luego extorsionó).
Otro
"colega" que aparece en los listados de la Inteligencia vernácula es
Fernando Ortega Zabala, quien actualmente se desempeña en el “independiente”
diario Perfil con el seudónimo de "Fernando Oz". Encargado de
realizar interesantes operaciones de prensa, el periodista reportaría también
al jefe de Inteligencia del Ejército, César Milani (a su vez mano derecha de
Nilda Garré).
Como sea, la
lista no para de crecer y el presupuesto destinado a esos efectos tampoco: por
caso, Cristina Kirchner no acaba de
asumir y ya está intentando duplicar el presupuesto de la SIDE.
Es sabido que
la Secretaría de Inteligencia maneja un presupuesto reservado que asciende a
varios millones de pesos anuales, parte del cual se destina a la compra de las
mencionadas voluntades. Es dinero que no necesita ser rendido, lo cual hace que
toda "repartija" que se haga de él sea aún más discrecional.
Recordemos que
a finales del menemismo su presupuesto anual llegó a superar los 271 millones
de pesos y posteriormente sufrió una serie de incrementos y disminuciones
relacionadas al humor político de turno.
Según cuenta
Gerardo Young, autor de un libro sobre la SIDE, cuando la Alianza llegó al
poder, los gastos del organismo de Inteligencia "se redujeron a la mitad.
Fernando de la Rúa, en una de sus entrevistas televisivas dio una explicación
sobre cómo lo hizo: 'Dejamos de pagar
sobres a jueces y periodistas', dijo. (...) El gobierno de Kirchner
decidió aumentar el presupuesto para el 2004 —será de 240 millones— pero
prometió que era un blanqueo de caja y que no se harán más giros a
destiempo".
La irrefutable realidad indica que esos 240
millones, merced al kirchnerismo, se han ido incrementando a través de los años
llegando a niveles nunca antes vistos. Como bien aseguró el
informante, en el proyecto de Presupuesto 2008 que presentó Miguel Peirano ante
el Congreso de la Nación —denominado “Presupuesto Cristina”— se prevé para el
próximo año un aumento del 35 por ciento la partida que se destina para
"espionaje" elevando sus
arcas anuales a 600 millones de pesos (10).
Para entender
la importancia de semejante número, hay que hacer un breve repaso de la
"evolución presupuestaria" de la SIDE en los últimos años. Para el
2001 la misma alcanzaba los casi 140 millones de pesos, sin modificación
respecto al año anterior. En 2002, con Eduardo Duhalde en el poder, la SIDE
culminó su ejercicio anual con la friolera presupuestaria de 191 millones de
pesos, llegando al año 2004 a los 238 millones.
Finalmente, hay
que tener en claro que existe una relación directa entre el incesante
incremento del presupuesto de la SIDE y la cooptación político-periodística del
kirchnerismo.
Concluyendo
A lo largo de la historia, han existido diversos proyectos de ley para transparentar los gastos de la SIDE y hacer que éstos sean dados a publicidad, pero el poder político —especialmente el Partido Justicialista— siempre ha puesto reparos a la hora de concretarlo.
Concluyendo
A lo largo de la historia, han existido diversos proyectos de ley para transparentar los gastos de la SIDE y hacer que éstos sean dados a publicidad, pero el poder político —especialmente el Partido Justicialista— siempre ha puesto reparos a la hora de concretarlo.
La "cadena
de la felicidad" es una realidad que muchos conocen y pocos se atreven a
mencionar. Divulgarlo pondría meter en serios problemas, no sólo a hombres de
prensa y funcionarios, sino que dejaría en evidencia un sistema perverso de
prebendas políticas.
La utilización
de la "cadena de la felicidad" es el mejor mecanismo para callar al
periodismo y forzar temas que no son de interés público en la agenda diaria de
los medios. Es el modo de lograr que un
periodista no sea periodista.
Sería
productivo que este tema fuera un disparador y generara un oportuno debate
acerca de la ética periodística y los intereses que se mueven detrás de las
noticias que leemos y vemos cada día. No sólo existen "sobre" de la
SIDE, sino también de otros organismos del Estado y firmas privadas. El aporte
que estos hacen a los hombres de prensa, sin contraprestación publicitaria, no
es desinteresado. Por ende, la información publicada tampoco lo es.
Para que el
gremio periodístico vuelva a ser creíble hay que pelear contra estos tabúes. Es
lo único que devolverá a esta hermosa profesión al lugar de privilegio que supo
ocupar en su momento.
Christian
Sanz
(1) "Yo no soy perro que come perro", aseguro
Wornat en una parte de su respuesta. Alguien debería decirle a la conocida
periodista que aquellos que no respetan los principios de este hermoso oficio
automáticamente dejan de ser periodistas.
(2) Las
"direcciones generales" existentes hoy en día son la de "Reunión
exterior", "Reunión interior" y de "Operaciones".
(3) Clarín, Página/12, Radio10 y
Revista Veintitres han sido
algunos de los medios que fogonearon la falsa denuncia. Sólo unos pocos medios
independientes desconfiaron de la información y no la publicaron.
(4) Tanto
Daniel Santoro como María Laura Avignolo quedaron al descubierto cuando un
agente de la SIDE hackeó sus mails y publicó el contenido de ellos en Internet.
Avignolo llegó a exigir a un agente del organismo que le "regularicen su
dieta".
(5) Graña,
Bonelli, Hauser y Veiras —estas últimas del staff de Página/12— cobran directamente de Fernando Pocino, Director
General de Reunión Interior de la Secretaría
de Inteligencia, dependiente de la Presidencia de la Nación.
(6) Guillermo
Andreau es un oscuro lobbysta de
diversos intereses y suele manejarse a través de delirantes cadenas de mails.
(7) Maurín
ostenta el estratégico cargo de "jefe de archivo" en diario Clarín.
(8) Salinas
tiene un acuerdo directo con Nilda Garré, como ya se ha publicado en TDP.
(9) Viale y
Goldfarb son padre e hijo y cobran "bajo mesa" por parte del jefe de Gabinete de Ministros, Aníbal
Fernández.
(10) El
crecimiento de los fondos reservados supera al promedio de la suba del global
del Presupuesto, que se acerca al 16 por ciento. Y es más importante que los
aumentos en otras áreas más sensibles, como educación (17,5 por ciento) o salud
(26,6 por ciento).
No hay comentarios:
Publicar un comentario