lunes, 30 de septiembre de 2013

EL CARACTER DE LOS KK QUE SOPORTAMOS.


Los disparates básicos del kirchnerismo.

La permanente critica a los medios de comunicación que no se someten a sus instrucciones, manteniendo equidistancia o clara oposición a su estilo de gobierno desnuda otra falla en el andamiaje ideológico de los KK. Acusar a los medios porque su tarea de carteros necesariamente selecciona unas noticias de otras, es como quejarse de la blancura de la nieve. Por supuesto que toda comunicación conlleva un mensaje oculto a primera vista. Un simple “hola” puede ser interpretado como un intento de levante, de respetuosa educación o simple manera de romper el hielo, entre tantas otras suposiciones. Inseparable de la especulación del especulador, cuando se interpone entre el emisor y el receptor del mensaje y pasa a ser más importante que el mensaje mismo, se convierte en neurótica obsesión. Querer apropiarse de todo mensaje circulante no solo es imposible sino inútil. Cada intento se convierte en un nuevo mensaje en sí mismo y así hasta el infinito. Y desconoce algo proverbial del humano: “podrás apropiarte de mi cuerpo, de mis pertenencias, de mi entorno, pero no de mi mente”

Otra obsesiva recurrencia es la de querer borrar el pasado, pretendiendo suplantarlo con un relato iluso. Solo funciona parcialmente con cerebros vírgenes de conocimiento, o lelos, que ávidamente buscan llenar sus vacíos intelectuales. Quien tenga una pequeña experiencia sobre el tema tratado, necesariamente compara. Y allí choca la mentira con la verdad, desvirtuando más y más la credibilidad esperanzada del principio del encuentro. Ya crece con cada falacia la desconfianza hacia el relatador, hasta llegar a descreer de las porciones verdaderas incrustadas en las ruinas del intento restaurador.

La negación es otro ingrediente peligroso para quien la usa como los KK, por los peligros de delirio que acarrean con el diario uso. Terminan confundiéndose ellos mismos en la maraña que van tejiendo, alejándose cada vez más de la cordura que otorga el discernimiento bien intencionado, aunque sea erróneo. Porque si hay aceptación de los hechos y no negación, puede haber corrección, perdón por los daños, arrepentimiento y crecimiento interior. La negación en cambio, provoca implosión finalmente, destruyendo a su portador más temprano que tarde.

Por último, el enfoque en lo negativo es otro disparate común entre los KK. Todo es discutible, todo es remedable, todo puede violarse  porque las normas y las leyes son negativas, son para ignorarlas y burlarse de ellas. Los caminos necesariamente deben ir por los márgenes, por las banquinas de lo correcto, contramano si es posible. Cada frase, cada pensamiento que empieza bien, debe terminar o incluir una idea de odio, de rechazo, de revancha, juegos que gustan jugar quienes carecen de escrúpulos y respeto por la ley, sea Divina o de los hombres. Acumulan así capa tras capa un carácter cínico y proclive a la traición, medios que no dejan de utilizar como idóneos para lograr objetivos absurdamente negativos. Quedan como el rey del cuento, sonriente y satisfecho de sus ropajes finos, cuando todos vemos que solo muestran las arrugas de su piel.

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