PALABRA DE ESPECIALISTA
Los Kirchner y la naturaleza de los
ladrones
Hace diez años viajé a Santa Cruz por
primera vez para averiguar qué había pasado con los desaparecidos mil millones
de dólares que la provincia había reunido gracias a las regalías petroleras mal
liquidadas, los célebres fondos de Santa Cruz.
Por entonces, el recientemente
desaparecido periodista Daniel Gatti, autor de la primera biografía sobre
Néstor Kirchner llamada El amo del feudo, me dio una visión muy particular
sobre el matrimonio que gobernaba desde Río Gallegos.
"No son de derecha, ni de
izquierda. No son estatistas, ni privatistas. En esencia, son ladrones",
me contaba.
Desde su punto de vista, era
irrelevante buscar el destino de los fondos ya que él estaba convencido que
nunca íbamos a enterarnos qué pasó con semejante masa de dinero.
Desde entonces, traté de entender la
psicología de estos dos tipos que a principios de los años 80 ya eran dueños de
más de 20 propiedades pero cuya voracidad, lejos de ir menguando, crecía y
crecía a medida que más bienes y dinero poseían.
Hace una década que escucho a los
ingenuos o cómplices políticos de la oposición repetir frases tales como: “Hay
que hacerle entender a Cristina” o bien “seguro que la Presidenta se dará
cuenta de tal o cuál error”.
En las últimas semanas, comencé a
bucear sobre la sicología de los ladrones y encontré a un autor norteamericano,
oriundo de Augusta, que dio en la tecla sobre este tipo de sicopatía.
El doctor Hervey Cleckley estableció
hace ya más de 70 años cómo se genera este trastorno antisocial de la
personalidad y cuáles son las características principales de estos
delincuentes.
Concretamente, los ladrones son
personas agresivas e irresponsables a las que el citado médico aborda
extensamente en su obra La máscara de la sanidad.
El autor explica que se trata de
personas que "padecen un egocentrismo patológico e incapacidad para amar
al resto". Este profesional estadounidense señala que el ladrón es
“altamente agresivo e impulsivo y carece de sentimientos y de culpa (a veces no
por completo) y sería incapaz de crear lazos de afecto duradero con otras
personas (...) superficialidad emocional, trato social aparentemente agradable
e incapacidad para aprender de la experiencia".
Alcoyana-alcoyana. Esta suerte de
Nostradamus yanquee describió con justeza a CFK ya en el año 1941.
Acting-out. “Se trata de la forma
como el individuo internaliza en la acción sus fantasías neuróticas
particularmente hostiles. Acting out se refiere a la libre, deliberada y a menudo
maliciosa autoindulgencia en el impulso, particularmente en la esfera de la
agresión”.
¿Ustedes escucharon algún discurso de
Cristina donde no termine chicaneando o insultado a algún partenaire de
ocasión?
Para el cierre: “Casi todas sus
conductas delictivas tienen una significación mágica: exaltar o restaurar un
sentimiento primitivo de omnipotencia. Esto le da al ladrón una visión
distorsionada de la realidad. Así, la hostilidad proyectada, es como un mecanismo
de compulsión a la repetición. A pesar de su habilidad para aprender cosas, no
obtiene provecho de las lecciones de su propia experiencia. Miente aun cuando
no exista una razón lógica para hacerlo. El delincuente-ladrón busca tener cada
vez más poder, el cual le hace sentir que él puede decidir qué es malo y qué es
bueno".
Una perla, tipo post data, para
entender la locura de los K por la renta, antes que por el esfuerzo: "el
ladrón parece no recibir satisfacción alguna del trabajo productivo. Lo desprecia".
Cerramos con Cleckley y volvemos al
principio, al amigo Daniel Gatti: "No se trata de un problema político,
son ladrones".
Quién quiera oír, que oiga. Quién
quiera seguir negociando con ellos, que Dios lo ayude.
Marcelo
López Masia
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