sábado, 6 de diciembre de 2014

COHERENCIA ENTRE DICHOS Y HECHOS


LA NOTA DE ROBERTS EN LNL QUE NO SE PUEDE RESPONDER.  Dentro de la ironía y para ser tal, se esconde la realidad. Esa dicotomía entre dichos y hechos, tan propia de los argenzuelos ya desde que eran argentinos. Los palabras, los discursos, las declaraciones van por un lado y los que se hace inmediatamente es otra cosa, casi siempre lo opuesto. Con la democracia se come, etc. etc. etc., síganme, no los voy a defraudar, manos limpias, puso dólares cobra dólares, un país en serio, ahora institucionalización, han sido tal vez los títulos que los últimos presidentes ponían como promesa, luego incumplida. Esto es mentir a sabiendas, porque detrás de estas proclamas estaban las verdaderas motivaciones de cada grupo de poder. Subsistir, persistir, enriquecerse aún más, ingresar al círculo del poder mundial, dejar una imagen teatralizada para la historia, ocultar los manejos turbios, todo muy lejos del servicio hacia el pueblo. Solo quienes hemos rozado esas trastiendas y rechazado con asco sabemos que los escenarios de mesa chica son mafiosos y corruptos.  Me falta la segunda parte final…El resto, sueña con promesas y adoptan el auto engaño y quieren creer esas ilusiones casi mágicas, que todo lo resuelve. Ni Obama nobel de la paz, ni los KK de los DDHH, ni Evo narco bueno ni Soros condescendiente son convincentes, pero muchos prefieren simular que les creen, por no desesperar. Y si eso les deja un redito en sus bolsillos, mejor aún. La ambivalencia tiene un motivo, y robar en pequeña escala junto con los grandes ladrones, es la gorda horrible que mira las fotos de Caras. Pertenecer, aunque sea otra ficción. Otros, identificamos lo evidente y aunque nos agreda, damos el nombre correcto al ladrón y al mentiroso. Pero no actuamos, hemos comprado la idea que democracia es votar cada tanto y volver a casa. Jauretche –el real también, no el de la Kmpora- recomendaba no ir a comprar al almacén, con la libreta y precios del almacenero, con las cartas marcadas. Porque nos hace cómplices de lo mismo que criticamos, y no hacemos valer nuestro derecho a ser gobernados en una República, no arreados por limosnas.Existen personas que como el Pepe Mujica o el papa Francisco mantienen su coherencia entre dichos y hechos… ¿sera por eso que se los presenta como casos excepcionales cuando debería ser lo normal?  EL HUARPE


Una de las formas de desacreditar el trabajo y al trabajador por la Mentalización Narco mundial, parte de las Guerras Silenciosas con armas blandas, es que pensemos que actividades delictuosas son en realidad “un trabajo”.  Así vemos que un sicario, se presenta como un laburante, un limpiador de escenarios dejados por el sicario, también. En realidad estos matarifes son asesinos, delincuentes execrables como los “dealers” o revendedores de drogas y su sequito de guardias armados.  Todo delito deja un redito para quien lo ejecuta, pero eso no lo hace un trabajo. Menos una vocación o ansia de ser actor de semejantes acciones, por traumas psicológicos o inducción ambiental. Creo que el límite lo marca los efectos resultantes, muerte, vicio, enfermedad, dependencia y manipulación de las mentes por causas externas al propio individuo. Degradación. Aparecen entonces otras labores también perniciosas y nefastas para el hombre. Las creencias fanáticas que ciegan el intelecto, las menos duras pero que condicionan vidas, estrechando miras y cerrando caminos todas ellas.  Comunicadores de noticias o de religiones, ambos con una coincidencia: atril, micrófono, cámara, periódico. altares o pulpito, sirven para bajar línea, sin análisis ni respuestas. Mucho menos dialogo fructífero. Una creencia o superchería que indica que ante determinada situación, esta se resuelve pidiendo a un ente invisible e improbable en vez de tomar cartas en tal asunto para solucionarlo.  Colocar una vacuna o un antibiótico al enfermo es mejor que rezar.  Tampoco las corrupciones de bandas como los KK o las muertes por desnutrición y ausencia de las obligaciones del Estado, se corrigen en un supuesto  “más allá”, sino exigen la participación y lucha de los defensores de las víctimas. Hoy tenemos otro Dios, sumado al clásico.  Se llama  “compartir” en la Iglesia de Facebook y su eucaristía es “me gusta”. Y aparentemente todo se resuelve. OTRO TRIUNFO DE LAS GUERRAS SILENCIOSAS EN MANOS DEL PODER Y EL STATU QUO. EL HUARPE

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